Sobre la intimidad genuina, de esa que no está del todo extinta. About genuine intimacy, the kind that is not fully extinct.
Oh, el poder de la intimidad. Es algo que después de 27 años sigo creyendo que es algo tan profundo como el mismo océano.
A pesar de no tener pareja romántica en el presente, entre las noches silenciosas y los días soleados de gloria cuando el mismísimo sol besa mi piel—levanto la vista y suspiro agradecienda a la vida por haber experimentado de una forma u otra un tipo de intimidad que permanece arqueada en el corazón.
Mientras dure, es un regalo raro que incluso en una ruptura, haber dado y compartido intimidad en plena vulnerabilidad, verdad y honestidad es algo que el universo mismo recuerda. Siempre volverá, está destinado a ser experimentado por aquellos que encarnan su belleza en su interior.
Permítanme dejar claro que cuando me refiero a la intimidad, en verdad no se basa únicamente en la intimidad corporal, sino en aquella que es bellamente tangible sin contacto y muchas veces sin una sola palabra.
intimidad en su forma más pura y sincera....
El verdadero tipo de intimidad resiste el tiempo y el espacio. Perdura, crece y se revela en actos de ternura de corazón a corazón.
Es tan poderoso que se puede experimentar sin intercambiar palabras. A menudo, el simple intercambio de miradas es suficiente. Sentimientos envueltos en el mismo aire que respiras... gritados en silencio, probados a través de los portales de los ojos, probados a través de los ecos y actos del alma.
¿Has entendido? Quizás en este mismo momento hayas experimentado un sentimiento de nostalgia y hayas capturado un momento de tu vida en el que existe una verdadera intimidad.
E incluso si esa persona ya no está en tu vida, sigue siendo en su naturaleza algo que no puede ser reemplazado ni puede perecer por completo.
En la sociedad actual, no todos lo entienden. Se da por sentado o se socava en aras del placer corporal y el éxtasis superficial. En verdad, una droga mortal.
Por eso, sólo unos pocos de nosotros somos tan afortunados de experimentar, honrar y crecer en una intimidad real.
E incluso durante los períodos de mi bendita soledad, me gusta encarnar la verdad de que la verdadera intimidad está y siempre llegará a mí porque soy capaz de brindarla. Quiero que tú también encarnes esa verdad por ti misma/o.
Te darás cuenta de que incluso en tu soledad, los ojos correctos, las personas adecuadas, en tus sombras e imperfecciones, te verán y te honrarán como si fueras el mismísimo sol.
Sangrará mediante actos de valentía y sinceridad.
Así que no dejes nunca de creer en esta magia, porque la intimidad genuina no está completamente extinta.
Es más mental, espiritual y más profundo de lo que las palabras pueden describir.